Como los equipos españoles sigan firmes en competiciones continentales, habrá una quinta plaza de Champions League y, si encima la Real Sociedad no da la sorpresa en la Copa del Rey, todo indica que correrá otro turno entre los agraciados con un pasaporte que sellar, razón de sobra para que, con tamaña igualdad en la mitad superior de la tabla, cualquiera que se vea bien en la recta final tiene la obligación moral de apretar en busca de unas plazas séptima y octava sin un dueño claro. El Sevilla FC lo sabe y, convirtiendo la presión del entorno en oportunidad, lleva tiempo parafraseando a su ex entrenador Jorge Sampaoli en aquello tan célebre de ‘no escucho y sigo‘. En un ejercicio de solvencia y fe, aprovechó las rotaciones easonenses para ganar por la mínima con gol de Chidera Ejuke. Y, a lo tonto, puede presumir de una botella no medio llena, sino rebosante: cuatro jornadas sin perder (8 puntos de 12) y derrotas en LaLiga solamente ante Atlético, Real Madrid y Barça en los últimos cuatro meses.
Pese a los muchos cambios de la medular en adelante pensando en la vuelta de octavos de la Europa League ante el Manchester United, mandó con claridad en el arranque el conjunto donostiarra, que pudo adelantarse antes del ecuador en dos ocasiones a balón parado, aunque ni Igor Zubeldia ni Nayef Aguerd atinaron, libres de marca, a bocajarro: cabeceó fuera el otrora pivote, tras deshacerse de la marca de Saúl Ñíguez, mientras que Örjan Nyland, luego eficaz para desviar también el derechazo forzado de Sheraldo Becker, mandó a córner el intento con el pie del marroquí en el segundo palo. Antes de lucirse por segunda vez el noruego, Beñat Turrientes se cruzaba providencialmente en el pase de la muerte de Adrià Pedrosa en busca de Isaac Romero, protagonistas en el 33 de la llegada más peligrosa de los nervionenses, tras no lograr Unai Marrero más que despejar al centro el zurdazo del carrilero catalán y desajustar el ‘7’ su volea.
El choque era ya por entonces descaradamente de ida y vuelta, con ambos contendientes ávidos para aprovechar las desaplicaciones del otro. En una de ellas, José Ángel Carmona comete el pecado de buscar a Djibril Sow en la frontal del área propia y no despejar o arriesgar menos con otro pase al costado, lo que a punto estuvo de castigar Orri Óskarsson en la acción inmediatamente anterior al aviso del lebrijano. García Pimienta insistía en ser largos e Imanol Alguacil prefería dominar para ajusticiar con paciencia, aunque el marcador permanecería inalterado al descanso, con apenas ocho tiros entre ambos y sólo tres entre palos, fruto más de la impericia que del respeto. Así las cosas, Chidera Ejuke inauguraría de manera inmejorable la reanudación: pérdida de Aguerd ante la presión de Isaac, dejada de Saúl Ñíguez y latigazo pegado al palo a pie cambiado del nigeriano, haciendo las veces este 9-M del desaparecido Lukébakio. Se revisó la posición del asistente ilicitano, completamente legal.
El tanto hizo daño a la Real y envalentonó al Sevilla, ganador de más duelos para apretar en sus transiciones. El partido se rompió irremisiblemente, con unos volcados en pos del empate y otros, anhelando la sentencia. El autor del 0-1 puso en serios aprietos a Jon Mikel Aramburu en el 57, pero no quiso tirarse y permitió que el internacional venezolano se rehiciese desde el césped. El míster de Orio ya había visto suficiente y ordenó un cuádruple cambio, movimiento casi inédito desde que se instauraran dos sustituciones más durante la pandemia, dando entrada a Martín Zubimendi, Hamari Traoré, Ander Barrenetxea y Mikel Oyarzabal, aunque lo que pudo llegar a continuación fue el segundo de los blanquirrojos, si bien el punteo de Unai Marrero y el palo impidieron que Isaac Romero aprovechase la asistencia del belga-congoleño, que repitió en el 77 con Albert Sambi Lokonga, quien forzó un córner que él mismo cabeceó alto de manera forzada. En el 82, Dodi se entretuvo entre un bosque de piernas.
Visto lo visto, a falta de la puntilla, tocaba trabajar para mantener una renta tan escasa como valiosa, lo que puso en práctica Saúl al impedir el cabezazo a bocajarro de Pablo Marín a centro del capitán ‘txuri-urdin’. El asedio guipuzcoano, con más corazón que cabeza, inquietaba lo justo al cuadro de Nervión, ordenado y eficiente. Incluso, Stanis Idumbo acarició la tranquilidad al poco de saltar, deteniendo el portero blanquiazul. En pleno alargue también, Kike Salas peinó una falta cerrada que buscaba en boca de gol Nayef Aguerd, la única aproximación que hizo temer levemente por algún punto a los pupilos de García Pimienta, que suman su tercer triunfo a domicilio de la temporada y se resisten a renunciar al sueño de alcanzar ‘in extremis’ una plaza europea en una campaña prometedora en la que hasta el octavo, con el que empata actualmente a 36 puntos, puede obtener recompensa.
Ficha técnica
Real Sociedad: Marrero; Aramburu (Traoré 61′), Zubeldia, Aguerd, Javi López; Beñat Turrientes (Zubimendi 61′), Olasagasti (Barrenetxea 61′), Pablo Marín; Becker (Oyarzabal 61′), Sergio Gómez (Kubo 78′) y Óskarsson.
Sevilla FC: Nyland; José Ángel Carmona, Badé, Kike Salas, Pedrosa; Agoumé, Sow, Saúl (Peque 84′); Lukébakio (Idumbo 92′), Ejuke (Juanlu 70′) e Isaac Romero (Lokonga 70′).
Árbitros: García Verdura (catalán), con el madrileño Del Cerro Grande en el VAR. Amarillas a los locales Pablo Marín y Traoré, así como al visitante Lokonga.
Gol: 0-1 (46′) Ejuke.
Incidencias: Encuentro correspondiente a la jornada 27ª de LaLiga EA Sports, disputado en el Estadio Reale Arena (Anoeta) de San Sebastián ante 25.478 espectadores, con presencia de muchos aficionados sevillistas.