La Real Sociedad también perdió contra el Sevilla. Lo hizo además con el agravante de que enfrente estaba uno de los peores conjuntos hispalenses que se recuerdan, lo cual demuestra que algo no funciona bien. No se puede ser tan poco fiable y tener una mandíbula de cristal que te condena cada vez que encajas un golpe. Un conjunto y unos jugadores incapaces de rebelarse ante la adversidad, que se vienen abajo a las primeras de cambio y que no tienen nivel ni personalidad para intentar darle la vuelta al marcador cuando el rival se adelanta. Una cosa es que seamos plenamente conscientes de que no va a remontar cuando se adelanta el adversario y otra que no puedan lograr ni el empate ante, insistimos, un visitante menor. 

Después de una primera parte en la que mereció ponerse por delante, sin exageraciones, las cosas como son, recibió un tanto en la primera jugada de la reanudación y ahí se acabaron todas las esperanzas de sumar tres puntos muy importantes. Ni los cambios de Imanol cambiaron el signo de un encuentro condenado a acabar en fracaso. Y van…

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Ocho cambios

Imanol confirmó las expectativas y cambió a ocho jugadores del once respecto al del Manchester United. Ni Zubimendi, que era duda, ni Oyarzabal, ni Brais… Y eso que el partido era muy importante a pesar de que se encontraba en la mitad de encuentros de máxima exigencia ante colosos europeos. Y sin olvidar, por supuesto, que el jueves el equipo deberá afrontar la vuelta contra los ingleses en Old Trafford. Lo más inesperado quizá fue la titularidad de Unai Marrero, que ya hasta entra en rotaciones de la Liga, lo cual no se sabe si es por fomentar la competencia en la portería o porque el club se está preparando para un año que viene sin Remiro. Ojo, aquí ya no se descarta nada.

El oriotarra mantuvo a los centrales, con Aramburu y Javi López en los laterales. Un trivote formado por Turrientes, a pesar de las falsas acusaciones aún sin rectificar de su falta de profesionalidad, con Olasagasti y Pablo Marín por delante. Y arriba, lo esperado, Becker, Oskarsson y Sergio Gómez.

25 📷 Estas son las mejores imágenes del Real – Sevilla Ruben Plaza

Dos partes diferentes

La Real fue superior al Sevilla en la primera parte, aunque le costó generar peligro. Todas sus opciones nacieron de la zurda mágica de Sergio, con un servicio excelente a Zubeldia, que solo cabeceó fuera, a Aguerd, otro que también sin oposición finalizó con el pie y detuvo el meta, y un último con un centro magnífico a Becker, cuyo disparo, un poco precipitado, lo salvó el meta sevillista. Pasada la media hora, Oskarsson recuperó un balón y chutó desde fuera del área sin mucha fe y sin encontrar portería. 

La única ocasión de un discreto Sevilla llegó en un disparo de Pedrosa que repelió Marrero y cuyo rechace lo mandó fuera muy forzado Isaak Romero.

En el primer minuto de la reanudación, tras un grave error de Aguerd, la pelota acabó en Ejuke, que ajustó su disparo al lado del palo sin que Marrero pudiera hacer nada. A partir de ese momento comenzó lo realmente grave, con una Real sin confianza, autoestima ni amor propio. Una decepción enorme, porque no generó ni la más mínima ocasión de peligro en toda la segunda parte. Incluso la mejor ocasión fue un remate al palo de Isaac.

Y se acabó. Otra derrota. Esta vez no fue contra el Madrid, ni el Barcelona ni el United. Este si que era el peor Sevilla que ha comparecido por Anoeta en los últimos años. Y eso sí que es grave, porque era un rival directo y, lo que es peor, porque era un conjunto mucho peor que la Real. Las cosas como son. Es importante que no se pierda la perspectiva de la realidad, de lo que importa y de lo que no, porque una cosa es estar vivo en las tres competiciones y otra, muy distinta, caminar moribundo y sin esperanza en ninguna de ellas. Esto es lo que hay. La decepción de ayer fue enorme. Y ya van muchas. Demasiadas… Así es imposible que la afición se enganche y crea en milagros.